Punto y ¿el final?

Toda historia, todo momento tiene un final…o no. ¿Qué significa ese punto que utilizamos? El final de algo, un cambio, el inicio de algo nuevo…

¿Qué es realmente lo que pasa cuando me propongo ese punto? Que nunca llega ese final, es más una pausa larga, un stop, una especie de punto de inflexión algo cambia pero no hay ningún final.

Imaginemos que nuestra vida es una película, para algunos es más bien un corto. Pero en cualquier caso hay muchas escenas, muchísimas escenas e historias que van marcando nuestra personalidad. De nuestra peli somos el protagonista y el director, aunque a veces compartimos la dirección, somos los que decidimos quién queremos que participe, qué queremos que pase y también cuándo utilizar el fantástico "." y cambiar de escena. Porque me aburre, me afecta, me quita horas de sueño, porque no me gusta, no va, me desgasta, porque no hay una solución mejor o simplemente porque decido cambiar sin más… Hay veces que no hay que buscarle la razón a las cosas, en estos casos la lógica no es el fuerte.

Lo que pasa es que cuesta, nos da mucho miedo cambiar de escena e incluso a veces de argumento, es difícil cambiar en un solo momento una larga escena que me ha costado mucho tiempo construir. Un día me levanto pensando en ese punto y final tan radical que quería escribir justo en esa línea del guión, y cuando me voy a dormir se convierte en un suave punto de inflexión… ¿Por qué? Porque pienso, hago balance, soy cobarde, por el morbo, por el "qué pasaría si..." y por la genial excusa de evitar los frustrantes tachones. Así mi historia puede seguir, más o menos como yo quiera, seguiré sin saber cuál va a ser el final, bueno o malo, si depende de mí o de los coprotagonistas, pero al menos sé que aún hay hojas en blanco para rellenar y de alguna forma eso me satisface.