martes, 23 de noviembre de 2010

El día que las gallinas sean verdes...

No tendré noches de insomnio, ni sueños, ni horas aprovechadas, ni pensamientos, ni un latido que me haga sentir ni amor ni dolor. Diré hasta nunca a las lluvias de ideas, no valoraré lo que tengo, ni pensaré en lo que quiero o puedo tener. Dejaré de querer y desear. Llegaré a la redacción maldiciendo cada centímetro cuadrado, escribiré sin ganas, empujaré al afán de superación, despediré a la motivación. Dejaré de luchar por lo que quiero de forma incondicional. Lloraré cuando tenga ganas, así de simple, y haré más caso a mi instinto. La daré una patada a la conciencia que se vaya por la puerta grande y no vuelva. Ignoraré los mensajes de buenos días y buenas noches. Dejaré el chocolate y si me apuras el jamón y la tortilla de patata. Olvidaré las palomitas para ver una buena peli, tampoco me hará falta una manta ni la buena compañía…porque las gallinas ya serán verdes. La playa no será mi lugar favorito. Y los paseos por Madrid y Barcelona serán historia. No me estremeceré a la más dulce de las caricias, ni sonreiré a quien me haga sonreír porque claro, no tendré motivos…esto siempre y cuando las gallinas sean verdes. No me dejaré llevar sin pensar en las consecuencias, diré no al riesgo y no aprenderé de los errores, por fin dejaré de ser cabezota y pensaría un poco menos. No le sacaría el encanto absolutamente a nada, porque ¿para qué?

Ahora digo yo…¿Quién ha visto una gallina verde?

1 comentario:

  1. Sólo con ver la hora, me dice el momento de inspiración en el que escribiste que gallinas verdes y tortillas de patatas son compatibles.
    Sin duda es cuando más ocurrente eres. Y me gusta.
    besistos desde abajo!

    ResponderEliminar